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  • Susana Mezquida

Inmadurez Neuromotora: ¿Preparados para aprender?

Actualizado: 16 sept 2020

Un gran número de los niños de cuatro a seis años que veo en la consulta no está físicamente listo para comenzar la escuela, y justamente esto es lo que ha demostrado una reciente investigación de la Universidad de Loughborough, que los niveles de movilidad de los niños están en un mínimo histórico. Estos niños experimentan problemas de equilibrio y coordinación, lo que en última instancia afecta a su capacidad para aprender en clase, porque el nivel de desarrollo físico de un niño afecta a su habilidad para realizar tareas tan básicas como estar sentado, sostener un lápiz, ponerse los zapatos o especialmente al aprendizaje de la lectura, todas las habilidades esenciales para la escuela.

Actualmente los niños son menos activos en sus primeros años de vida, sobre todo el primer año, tan importante para asentar las bases de su posterior desarrollo motriz, si lo comparamos con décadas anteriores, en las que las familias tenían más tiempo para bajar al parque o dejarles en el suelo jugando. Hoy en día vemos que pasan muchas horas en sillitas y no realizan suficiente tiempo los movimientos evolutivos del desarrollo, además de la introducción cada día más pronto de juguetes electrónicos y móviles.

Esta inmadurez neuromotora se puede ver tanto en el desarrollo motriz del niño, como a nivel emocional y de comportamiento. Parasomnias en niños Parasomnias en niños Las parasomnias son todo aquel conjunto de movimientos anormales y antinaturales, comportamientos, emociones, percepciones y/o sueños que se producen durante las fases del sueño. Son muy habituales en niños, especialmente el sonambulismo, el bruxismo, las pesadillas o los terrores nocturnos.

De hecho, las pruebas físicas realizadas para la investigación apuntan que hasta el 30% de los niños está comenzando la escuela con síntomas típicamente asociados con Dislexia, Dispraxia y TDAH, condiciones que pueden mejorarse con los niveles correctos de actividad neuromotora en los primeros meses de vida.

Hoy en día los bebés están muchas horas con poca movilidad, si contamos con que a los 4 meses las mamás ya deben incorporarse al trabajo -en España el tiempo de baja por maternidad está a la cola de Europa-, lo que supone horas de guardería en sillitas, cunas o tumbonas. A esto podemos sumar que algunos padres ven todavía como un avance que los hijos caminen lo antes posible, con el riesgo de que no consiga madurar los hitos del desarrollo (sentarse solo, arrastrarse, reptar y gatear, todo antes de ponerse de pie) que son clave ya que ayudan al niño a encontrar su fuerza y ​​equilibrio.

La investigación demuestra que además de que los niños que comienzan la escuela están menos preparados físicamente que nunca, también los maestros comprueban este cambio y su impacto en el aula.

Existe un vínculo entre el movimiento temprano y el desarrollo y aprendizaje de los niños.

Un programa neuromotor para escuelas, como el que llevamos a cabo en la consulta cuando ya aparecen los síntomas y el fracaso escolar, ayudaría a todos los niños a hacer esos movimientos que deberían haber tenido la oportunidad de hacer cuando eran bebés y a estar realmente listos para comenzar a aprender y hacer los progresos que deben hacer cuando comienzan la escuela.

Un programa motor para escuelas, como se está llevando a cabo en Reino Unido, es una solución fácil y rentable para un problema creciente, y esta investigación demuestra que podría cambiar la vida de muchos niños, en particular aquellos con necesidades adicionales como Dispraxia, Dislexia y TDAH.

Como pedagoga lo recomiendo totalmente para todos los colegios, de hecho estamos empezando con un proyecto para ponerlo en funcionamiento, lo que supone un avance en prevención muy importante y al que todos los niños sin excepción podrían acceder.

Susana Mezquida Pedagoga - Neuroeducación info@pedagogiamadrid.com

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